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miércoles, 30 de noviembre de 2016

SOBRE UNOS HUESOS HALLADOS JUNTO A LAS CUEVAS DE SAN TORCUATO EN 1618, por CARMEN HERNÁNDEZ MONTALBÁN.

   


   El Archivo Diocesano de Guadix es una fuente inagotable de testimonios curiosos que poco a poco van saliendo a la luz gracias a los investigadores y personal que forma parte del equipo de trabajo. Uno de esos documentos es el relativo a unos huesos encontrados en las cuevas de “Face retama”.  Se trata de un auto que se hizo para averiguar el paradero de un arca que el Obispo Juan de Orozco y Covarrubias guardó durante un tiempo, y que contenía los huesos de un cuerpo hallado en una sepultura cerca de las cuevas de San Torcuato. A la muerte del obispo, el arca fue llevada a la Sacristía y después, por mandato del señor Deán se llevaron a la Sala de rentas, junto a la Carbonería, tal como dice en el enunciado del documento. Seguidamente trascribo un fragmento:

“En la ciudad de Guadix a treinta días de mes de marzo de mil y seiscientos y diezyocho años el Sr. Dor. Don Gmo. Ruiz de Carrasquilla Prior de esta Sta. Yglesia y gobernador en lo espiritual y temporal de todo este obispado por Don. Gmo. De Herrera Obispo de Guadix y Baça (…)= que ara como seis o siete años poco mas o menos que en las cuevas de Sr. San Torquato en cierta sepultura se hallaron unos huesos por lo que se dio noticia al Sr. don Juan Horozco de Covarruvias y Leyva obispo desta ciudad defunto y el dicho sr. obispo fue a las dichas cuevas y de la dicha sepultura saco los dichos huesos y los metió en un arca y con mucha veneración los trajo y los tuvo en su casa por entender que hallándose aquellos huesos en lugar donde se dice estuvo enterrado San Torquato serian los huesos de algún otro santo y el dicho Sr. Obispo estando en la aberiguacion desto fue dios servido llevarle de esta presste. vida y que después de muerto llevaron la dicha arca con los huesos a la sacristía desta Sta. Yglesia en donde han estado hasta que su mrd. es ynformado faltan la dicha arca y guessos de la dicha sacristia por lo que su mrd. Mando hacer ynformacion de todo lo susodicho y la cometió al presente notº. para que ante el y en su presencia se examinen los testigos que esta causa dixeren. Y anssi (…)”
   
  El Obispo Juan de Orozco y Covarrubias (1606-1610), fue hermano del famoso lexicólogo, criptógrafo y capellán del rey Felipe II, Sebastián de Covarrubias. Nuestro prelado fue hombre de gran erudición, autor de los famosos “Emblemas morales”, libro que se encuentra en nuestro archivo. El obispo ya se interesaba por las reliquias, pues antes de ser obispo de Guadix, lo fue de Agrigento en Sicilia. Desde un monasterio de Agrigento trajo una santa espina, una muela de San Paulino que estaba en la Ermita de Sotera, en Sicilia y que le había entregado el Capitán Silvera engastada en oro, un hueso del hombro del Beato Mateo, Obispo de Agrigento, en Palarmo, un hueso de la garganta de San Jorge…, etc. Es posible que al llegar a la sede accitana mostrara gran interés por el lugar donde tradicionalmente se contaba, había sufrido martirio San Torcuato. Más cuando su predecesor, Don Juan de Fonseca y Guzmán fue el encargado de recuperar las reliquias del santo desde Celanova.

   No es el único testimonio de la existencia de una sepultura cerca del lugar donde, según la leyenda, sufrió martirio el santo accitano, en la comunicación del historiador J. M. García fuentes, Datos para la Historia de la Inquisición en Granada, recoge el proceso inquisitorial a un morisco llamado Bernardino Mençafí en recuerdo (de cuya familia nos queda una calle en Guadix: “Mensafíes”), fechado en 25 de mayo de 1578, en el cual declara que estando en el campo, cerca del lugar de San Torcuato se encontró con otro morisco, y preguntando sobre una sepultura cubierta con un montón de piedras, el morisco le dijo que aquel no era el sepulcro del santo, sino de un moro santo que allí murió:
“Bernardino de Benavides Mençafí, morisco, vecino de Guadix, vue testificado por tres testigos, que estando en el campo fuera de Guadix, donde estaba un montón de piedras y dicen que aparecen allí unas lumbres que dicen de Sant Torcato, no son de Sant Torcato sino deste moro santo que allí murió; fue preso y a las moniciones do dixo nada, y la acusación dixo que etando en el lugar ya dicho estaba allí un morisco que guardaba vacas y que había preguntado si aquel majano de piedras si era el sepulcro de Sant Torcato y que le había respondido que no era, sino que estaba enterrado un moro que era un hombre bienaventurado y que con esto se fue a su casa, y que al cabo de algunos días yendo a casa, con otros pasaron por donde estaba el dicho mojano de piedras y que el había dixo, fulano me dixo nombrándole, que aquí estaba enterrado un moro santo y que los compañeros no le dixeron nombre y que contado después a un amo suyo, que era menester confesarlo y que él lo había confesado y que le habían dado por penitencia que ayunase todos los viernes del año que pudiere y que diese dos fanegas de trigo en limosna y que ya la había complido y que no dixo más tocante a los hombres y por la intención dixo que no lo creyó; hízose su proceso y perseveró en esto y dio defensas y hechas la diligencia por la intención confesó haberlo creido y haber tenido la ley de los moros por  buena desde que se lo dixo el morisco hasta que dixo las dichas palabras, aunque no confesó haber hecho alguna ceremonia de la dicha ley puesto que le dijo un morisco como se hacia la cosa y el ayuno de los moros: fue rescibido con hábito y corcel perpetuo y galeras por seis años”.
    Lo que se deduce de este testimonio del infortunado morisco y de lo contenido en el anterior es que el lugar de Face Retama, tiene una tradición sagrada desde tiempo inmemorial. Que los andalusíes asimilaron de culturas anteriores. El pobre Bernardino fue injustamente condenado a galeras, pues no hizo sino repetir, seguramente, lo que había estado escuchando de sus antepasados de generación en generación.
Sabemos que una tumba cubierta de piedras existió en 1578, en tiempos del morisco Mençafí y también que se encontraron unos huesos en tiempos del Obispo Covarrubias.

¿Pensaría el Obispo Juan Orozco de Cobarrubias que las verdaderas reliquias fueron las halladas en 1610 y no las que fueron recuperadas de Celanova?

martes, 18 de octubre de 2016

Identificación de sacerdotes accitanos mártires.


Joaquín Gisbert Aguilera
Gabriel Olivares Roda.

Son diez los mártires de Guadix que van a ser beatificados. Tenemos fotografía tan sólo del Padre Gabriel Olivares Roda y de Joaquín Gisbert Aguilera. Nos faltan de todos los demás. Será del mayor interés poder contar con todas vuestras colaboraciones para encontrar a familiares o instituciones que puedan conservar algunas fotos de dichos mártires. Cualquier aportación podéis enviarla a: 

infoarchivo@diocesisdeguadix.es


Los nombres de los sacerdotes relacionados de alguna manera con la diócesis de Guadix es la siguiente:



- Joaquín Gisbert Aguilera, Cura Ecónomo de Doña María (Almería). Nació en La Calahorra,  el 14 de abril de 1903, donde fue bautizado al día siguiente. El 24 de mayo de 1926 fue ordenado sacerdote en Guadix. Fue asesinado el 13 de septiembre de 1936 en el Pozo de Cantavieja, del municipio de Tahal, provincia de Almería.



- Aurelio Leyva Garzón, Coadjutor de la Parroquia de Santiago en Guadix. Nació en Guadix,  el 24 de noviembre de 1877, siendo bautizado al día siguiente en la Parroquia de Santiago de esta ciudad. El 21 de diciembre de 1901 fue ordenado sacerdote en Guadix. Fue asesinado el 30 de agosto de 1936 en el Barranco del Chisme, del municipio de Enix, provincia de Almería.



- Santiago Mesa Leyva, Beneficiado de la Catedral de Guadix. Nació en Guadix, el 13 de febrero de 1875, y fue bautizado a los nueve días en la Parroquia de San Miguel de esta ciudad. El 22 de diciembre de 1900 fue ordenado sacerdote en Guadix. Fue asesinado el 30 de agosto de 1936 en el Barranco del Chisme, del municipio de Enix, provincia de Almería.



- Torcuato Pérez López, Sacristán Mayor de la Catedral de Guadix. Nació en Guadix,  el 4 de junio de 1881, donde fue bautizado dos días después en la Parroquia de Santa Ana. El 27 de mayo de 1904 fue ordenado sacerdote en Guadix. Fue asesinado el 30 de agosto de 1936 en el Barranco del Chisme, del municipio de Enix, provincia de Almería.



- Aquilino Rivera Tamargo, Coadjutor de la Parroquia de Huéscar. Nació en Peal de Becerro, provincia y diócesis de Jaén, el  4 de enero de 1907. El 15 de abril de 1933 fue ordenado sacerdote. Fue asesinado el 22 de noviembre de 1936 en el Cementerio de Almería.



-  Francisco Martínez Garrido, Párroco de Huéscar. Nació en Siles, provincia y diócesis de Jaén el 28 de noviembre de 1876. Fue ordenado sacerdote en 1892. Fue asesinado 14 de enero de 1938 en la cárcel de Vélez Rubio, provincia de Almería.



- Gabriel Olivares Roda, Padre Franciscano. Nació en Baza, el 10 de marzo de 1888, donde fue bautizado en su Parroquia de San Juan. Profesó en la Orden Franciscana en 1907, siendo ordenado sacerdote el 17 de noviembre de 1912. Destinado a la Comunidad de Almería, fue asesinado el 21 de diciembre de 1936 en el Campamento de Viator, provincia de Almería.



- Manuel Alcayde Pérez, Coadjutor de Fiñana. Nació en Fiñana, provincia de Almería aunque en aquellos años pertenecía a la diócesis de Guadix, el 15 de febrero de 1879. Estudió en el Seminario de Guadix. El 23 de septiembre de 1893 fue ordenado sacerdote en Almería con dimisorias del Obispo de Guadix. Fue asesinado el 18 de septiembre de 1936 en la Cuesta de la Reina, en Nacimiento, provincia de Almería.



- Melitón Martínez Gómez, Párroco de Fiñaña. Nació en Jérez del Marquesado, el 10 de marzo de 1878, donde fue bautizado ese mismo día. El 1 de junio de 1901 fue ordenado sacerdote en Guadix. Fue asesinado el 18 de septiembre de 1936 en la Cuesta de la Reina, en Nacimiento, provincia de Almería.



- Antonio Torres García, Párroco de Santiago de Guadix. Nació en Caniles, el 24 de abril de 1890, siendo bautizado siete días después en esta Parroquia. El 14 de marzo de 1915 fue ordenado sacerdote en Roma. Fue asesinado el 29 de septiembre 1936 en el Polvorín, término municipal de Serón, provincia de Almería.




viernes, 7 de octubre de 2016

Petición de Juan Pomarate, francés, para que le den carta recomendatoria para ir de peregrinación a Santiago de Compostela y poder pedir limosna por donde va pasando. (1697)




(Trascripción actualizada)
En la ciudad de Guadix a nueve días del mes de abril de mil seiscientos noventa y siete años, ante S.M. (su merced) el  Doctor D. Luis de Morales y Ortega, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral  de esta ciudad, Provisor y Vicario General en ella y su Obispado; pareció Juan Pomarate de nación francés, vecino de esta ciudad y dijo que para más bien servir a Dios Ntro. Señor y con su gracia y bendición tiene hecho voto y promesa de su voluntad de ir en romería a visitar el Santuario y Reliquias del Apóstol  Santiago de Galicia y que lo susodicho no lo hace por vaguear ni por otro fin más de por cumplir su romería, pidió y suplicó a S. M.  que en vista de la información que ofrece de lo susodicho se mande despachar su carta de recomendación para todas y cualesquier justicias eclesiásticas y seculares, para que le dejen ir y pasar su romería libremente y para que le dejen pedir limosna para ayuda a pasar su viaje y pidió Justicia.
Auto:
Y por su M.D. visto el pedimento de suso mandó que la parte en él mencionada de la información y para ella comisión al presente notario, y que dicha se haga para proveer justicia y lo firmó=   (Firma).
Testigo:
En la dicha ciudad de Guadix en el dicho día once de abril del dicho año en cumplimiento del auto de arriba y por lo en él contenido Pedro Pas… (digo Juan Pamarate) mencionado en el pedimento antes escrito, presentó por testigo a Juan de Logares, vecino de esta ciudad, de ejercicio calderero del cual yo el notario (…) recibí juramento y el susodicho lo hizo a Dios, y a una cruz en forma de derecho y prometió decir verdad y preguntado por el tenor del dicho pedimento, dijo que conoce de vista, trato y comunicación a el que lo presenta por testigo de seis años a esta parte, así en esta ciudad como en el lugar de Paterna de las Alpujarras y que le ha oído decir tiene prometido de ir en romería a Santiago de Galicia de su voluntad, y no por otro fin, que no sabe lo haga por ir vagueando ni por excusarse el trabajar, ni por delito que (…) sí solo por cumplir su buen propósito, y que es por ser temerosa de dios y de su conciencia y de ajustados y honrados procedimientos y lo sabe por haberlo tenido en su compañía (…) trabajando a su oficio y que esto que ha dicho es la verdad so cargo de su juramento y es de edad de cuarenta años, y lo firmó= (firma)

Transcripción de Carmen Hernández Montalbán.

jueves, 19 de mayo de 2016

Origen y genealogía de Lorenzo Ferrer Maldonado, el marinero accitano que guió a Amundsen, por CARMEN HERNÁNDEZ MONTALBÁN.


   Son numerosos los personajes históricos que han nacido, se han criado o tienen un vínculo con nuestra ciudad. Personajes pintorescos, cuya vida ha despertado interés en escritores y periodistas, uno de ellos fue el militar, astrólogo, alquimista, marino y embaucador Lorenzo Ferrer Maldonado, que vivió en la segunda mitad del siglo XVI.

   Investigadores accitanos como Asenjo Sedano, José Rivera Tubilla o Julio García de los Reyes se han ocupado de él en sus artículos, también otros foráneos como Guadalupe Fernández Morente, Ignacio Fernández Vial, José Luis Sánchez Hachero, Martín Fernández de Navarrete, Juan Pimentel, Marcial Pons, etc. También ha inspirado una novela de Carlos Alonso Mendizábal, “Lorenzo Ferrer Maldonado, el misterio del paso del nordeste”.

   Su fama de impostor ha sido tal que ha eclipsado cualquier posibilidad de crédito a sus afirmaciones como: que había inventado la aguja fija de navegación, que era capaz de transformar cualquier metal en oro, pues había encontrado la clavícula de Salomón, tan codiciada en el mundo de la alquimia o haber descubierto el Paso de las aguas del Atlántico al Pacífico, que él bautizó, ya antes de haberlo navegado, como el estrecho de Anián del que llegó a escribir un extenso memorial que presentó a Felipe III.

   ¿Quién era Lorenzo?, Hijo de Juan Ferrer y nieto de Lorenzo Ferrer, genoveses afincados en Berja, y de Doña Inés Maldonado natural de Guadix. Su padre murió durante la Rebelión de los moriscos en Berja.

   Se pueden conocer estos datos en las pruebas de limpieza de Sangre que se hicieron al Racionero Pedro Ferrer Maldonado en 1610, hijo de nuestro personaje, en las que se toma declaración a varios testigos en los lugares de donde procedían sus antepasados paternos y maternos: Berja, Guadix, Úbeda y Cazorla. Las pruebas se hallan en el Archivo Diocesano de Guadix.
   
   En Guadix se toma declaración al Capitán Payo de Rivera que declara:

   “Que este tº (testigo) conoció a Juan Ferrer y a Doña Inés Maldonado su lixitima mujer padre y madre del dicho Lorenzo Ferrer y abuelos paternos del dicho Pedro Ferrer Maldonado de cuya información se trata, save que los susodichos fueron Vºs. (vecinos) de la villa de Verxa de las alpuxarras y allí lo vido este tº (testigo) hacer vida maridable como tales marido y mujer lexitimos poco tiempo antes de la rebelión y levantamiento de este reino de granada y en el tiempo de dicha rebelión save este tº. que los moros martirizaron al dicho Juan Ferrer que murió en una torre suya en la dicha villa de Verxa y porque ansi fue cosa pública y notoria en esta villa y la dicha Ynes Maldonado su mujer se vino a vivir a esta ciudad de donde era natural porque la dicha doña Ynés Maldonado fue hija del Dr. Algava…” 


   Lorenzo Ferrer Maldonado, el que nos ocupa, se casó con doña Luciana Doncel de Amurrio con quien tuvo al Racionero Pedro Ferrer, de quien tratan las referidas pruebas que citamos. El Capitán Payo de Rivera, que tuvo participación activa en la Guerra por el levantamiento de los moriscos, continua diciendo:

   “A la setima pregunta dijo que este tº (Testigo) conoció a Pedro Doncel de Hamurrio y a doña Beatriz de Montiel, abuelos paternos del dicho Pedro Ferrer, viviendo los susodichos en esta ciudad donde lo vido tener y criar por su hixa lixitima a la dicha doña Luciana Doncel de Hamurrio madre del dicho Pedro Ferrer por la linia materna, y sabe que los susodichos fueron vecinos y naturales el dicho Pedro Doncel de la Vª (villa) de Úbeda y la dicha doña Beatriz de Montiel de la Vª de Úbeda y luego dijo que el dicho Pedro Doncel oyo decir este tº que era natural de la Vª de Cazorla…”

   También de Cazorla, aparece en la base de datos PARES (Portal de los Archivos Españoles) del Ministerio de Cultura, una lista de pasajeros a Indias en los Siglos XVI y XVII, en la que consta un Alonso Doncel de Amurrio, soltero, hijo de Martín Doncel y de Lucía de Amurrio. Me pregunto si tendrá algún parentesco la familia materna de doña Luciana Doncel de Amurrio, madre del navegante Lorenzo Ferrer. Al menos los nombres ya dan que pensar.
El Licenciado Gonzalo de Castaneda, declara como testigo en el expediente de limpieza de sangre en Berja y dice:

“Este testigo conoció y conoce muy bien a Lorenzo Ferrer y a doña Luciana de Amurrio, su mujer y conoció a Juan Ferrer y a doña Ynes Maldonado, su mujer, que este testigo los hubo siempre en possesión de christianos viejos muy limpios sin raza de moros ni conversos ni judíos y por de limpia sangre y generación, nobles de (…) calidad por ser como fue el dicho Juan Ferrer ginoves el cual sigun el testigo oyo decir a su [padre] que fueron vecinos de esta Vª era el dicho Micer Ferrer ginoves, un hombre noble ginoves una casa de Genova de mucha calidad (…) y doña Ynes Maldonado mujer del dicho Juan Ferrer era chistiana noble natural de Guadix hija del doctor Algava…”

   Numerosos documentos citan a Juan Ferrer y lo incluyen entre los martirizados por los moriscos en las Alpujarras almerienses. Valeriano Sánchez Ramos, en su artículo “La colonia genovesa de Adra (Siglos XVI-XVIII) nos cita a Lorenzo Ferrer, abuelo del Lorenzo que nos ocupa, como uno de esos genoveses que tenían actividad en la cuenca del río Adra, con propiedades en la villa de Berja, cita a Juan Ferrer, padre, que murió en la rebelión morisca de 1568 en su propio molino “más por odio a sus desmanes económicos que por su fe católica” – afirma. El dinero acumulado por este pudiente era grandísimo. Su viuda, Doña Inés Maldonado, solicitó al rey en 1584, para sí y sus hijos, censos que representaban una renta anual de 550 ducados. El pago de esa cantidad era inasumible para la Corona, pues en fechas tan críticas suponía según los funcionarios reales: “… sería destruyr la poblaçion de Verja…”. Dª Inés Maldonado, hija del doctor don Pedro Maldonado de Algaba, de Salamanca y doña Francisca Manuel, de Úbeda, ya viuda, regresó a Guadix, de donde era natural, con sus hijos. Allí tuvo un gran apoyo de un hermano clérigo: Don Diego de Burgos, beneficiado de la Parroquia de San Miguel, que se debió ocupar de la educación de Lorenzo por quien constituyó una capellanía para que este se hiciera sacerdote y que andado el tiempo, la heredarían los hijos de Lorenzo Ferrer y de su hermana Luisa. Lorenzo tuvo dos hijos clérigos: el Racionero D. Pedro Ferrer, al que se refieren las pruebas de sangre y D. Francisco Ferrer, que al igual que el dramaturgo Antonio Mira de Mescua, desempeñó la capellanía que fundó D. Diego de Briviesca.
  
 D. Carlos Asenjo Sedano, asegura y con razón que la familia de Lorenzo debió vivir muy cerca de la familia Mescua, supongo que por este y otros motivos. Pues en las pruebas de Limpieza de sangre que se hicieron en Guadix en 1631, cuando el poeta y dramaturgo tomó el cargo de Arcediano, entre los testigos declaró Dª Beatriz de Montiel, madre de la que después sería la esposa de Lorenzo Ferrer: Luciana de Amurrio, quien declara que ella estaba presente en casa de los Mescua cuando trajeron a D. Antonio Mira de Mescua recién nacido.

   
   Todo esto que nos cuenta la documentación no es suficiente para dibujar el retrato de Lorenzo Ferrer Maldonado, que debido a su carácter negociante y aventurero, tal vez heredado de sus antepasados genoveses, se le tomó por embaucador y farsante. Tuvieron que transcurrir casi cuatro siglos, para que el explorador noruego Amundsen demostrara que el mito geográfico del navegante accitano no era un mito sino una realidad, pues las coordenadas trazadas para descubrir el Paso del Nordeste coinciden con las señaladas por nuestro paisano en su obra “Relación del descubrimiento del estrecho de Anián” escrita el año 1609 por Ferrer Maldonado.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Testimonio de una peregrina a Santiago y Roma, natural de La Calahorra, Trascripción de JOSÉ RIVERA TUVILLA.



La primera peregrina a Santiago de la que se tiene constancia fue Jimena Garcés, que viajó, según los documentos, "per causa devotione", acompañó a su marido, un tal Alfonso III El Magno, que venía, más que nada, por cuestiones políticas. Jimena murió en el año 910, y estuvo en Compostela poco antes.
Y lo mismo que entre los hombres, había peregrinas profesionales, que hacían del caminar su oficio, y mujeres de buena voluntad que, a cambio de dinero, cumplían con la penitencia que otros habían ofrecido. También hubo falsas peregrinas, como Catherine de Firbes, una curandera francesa que a finales del siglo XIV fue detenida por convertir el Camino en su consulta particular.

Tal vez al primero  o al segundo grupo perteneció Francisca, la peregrina de La Calahorra de la que se habla en este documento.

                  Carmen Hernández Montalbán




Documento perteneciente al Archivo Diocesano de Guadix, Caja 3290, doc. 43.

Trascripción:


Yo Juan Alonso escribano del Rey nuestro señor público uno de los del Marquesado del Zenete doy fe y verdadero testimonio a los que la presente vieren como hoy día de la fecha de este testimonio pareció ante mi Francisca Hernández, viuda, mujer que fue de Bartolomé Hernández, vecino de la villa de La Calahorra de este Marquesado del Zenete y dijo que ella se parte en romería a señor Santiago de Galicia y a otras partes y a la ciudad de Roma y que lleva consigo a Bartolomé niño de edad de ocho años que ella ha criado desde edad de un año poco más o menos y para que conste cómo lleva consigo el dicho niño lo pidió por testimonio y yo el dicho escribano doy fe que conozco a la dicha Francisca Hernández que es una mujer de edad de 60 años, pequeña de cuerpo y morena de cara con un bezo encima del labio alto y conozco al dicho niño en poder de la dicha Francisca Hernández desde el tiempo de tres años a esta parte y para que conste de petición de la suso dicha di el presente en la villa de La Calahorra del Marquesado del Zenete a veintitrés días del mes de marzo del mil y seiscientos y siete años siendo testigos Alonso Pérez y Juan Padillla y Luis García, vecinos de esta dicha villa y en fe de ello hice mi signo.


En testimonio de verdad Juan Alonso escribano público





Doy fe como cura y beneficiado que soy de la iglesia de esta villa de La Calahorra hace más de catorce años que Francisca Hernández contenida en el testimonio de esta otra parte es viuda y vecina de esta villa y que a su marido que se decía Bartolomé Hernández lo enterré yo en esta dicha iglesia que era un hombre muy honrado y murió de dolor de costado en veinte días del mes de marzo de mil seiscientos tres. Lei el testimonio de esta otra parte y todo lo contenido en él es la verdad sin faltar una palabra y porque de ello conste di esta firmada de mi nombre en La Calahorra en 28 días del mes de marzo de mil y seiscientos y siete.



Trascripción por: José Rivera Tuvilla

viernes, 4 de marzo de 2016

CASCAMORRA CERVANTES Y EL CORPUS CRISTI, por Carmen Hernández Montalbán.



Muchas han sido las conjeturas que se han hecho sobre el origen de nuestro variopinto personaje “Cascamorras”, cuyo traje bufonesco se ha convertido en símbolo de identificación popular accitana.
Desde su posible origen pagano, coincidiendo la celebración de la fiesta con las de la vendimia, a principios de septiembre por los romanos, al dios Baco y por los griegos a Dioniso. En Grecia eran fastuosos festivales carnavalescos que, más tarde, dieron origen al teatro. En Roma, en estas bacanales, el consumo desmedido del vino daba lugar al desenfreno. Estos festejos acababan en orgías donde los participantes terminaban dentro de las cubas donde se pisaba el vino y manchaban su cuerpo con las heces de las uvas.
La tradición cristiana, asimila el personaje, atribuyéndolo a un bufón del accitano Juan Pedernal, albañil, que estando en unas obras para la construcción del Convento de la Merced de Baza, a principios del siglo XVI, fue a golpear con el pico en la tierra, topándose con lo que creyó una roca dura. Prodigiosamente, escuchó una voz que parecía gritarle desde el fondo de la tierra ¡Ten piedad!, descubriéndose así la imagen de la Virgen de la Piedad. Siendo Juan Pedernal natural de Guadix, los accitanos reclaman la propiedad de la Virgen, en poder de los bastetanos desde entonces. Juan Pedernal y su bufón, cada año emprenden el viaje hasta Baza para apropiarse de la imagen sagrada.
Hay un pasaje del universal libro El ingenioso don Quijote de la Mancha,  titulado: De la extraña aventura que le sucedió al valeroso don Quijote con el carro o carreta de «Las Cortes de la Muerte» (II, capítulo 11), donde el protagonista y su escudero Sancho, se topan con una carreta cargada de actores de lo más diverso…
“Responder quería don Quijote a Sancho Panza, pero estorbóselo una carreta que salió al través del camino cargada de los más diversos y extraños personajes y figuras que pudieron imaginarse. El que guiaba las mulas y servía de carretero era un feo demonio. Venía la carreta descubierta al cielo abierto, sin toldo ni zarzo. La primera figura que se ofreció a los ojos de don Quijote fue la de la misma Muerte, con rostro humano; junto a ella venía un ángel con unas grandes y pintadas alas; al un lado estaba un emperador con una corona, al parecer de oro, en la cabeza; a los pies de la Muerte estaba el dios que llaman Cupido, sin venda en los ojos, pero con su arco, carcaj y saetas. Venía también un caballero armado de punta en blanco, excepto que no traía morrión ni celada, sino un sombrero lleno de plumas de diversos colores. Con estas venían otras personas de diferentes trajes y rostros. Todo lo cual visto de improviso, en alguna manera alborotó a don Quijote y puso miedo en el corazón de Sancho; mas luego se alegró don Quijote, creyendo que se le ofrecía alguna nueva y peligrosa aventura, y con este pensamiento, y con ánimo dispuesto de acometer cualquier peligro, se puso delante de la carreta y con voz alta y amenazadora dijo:

—Carretero, cochero o diablo, o lo que eres, no tardes en decirme quién eres, a dóo vas y quién es la gente que llevas en tu carricoche, que más parece la barca de Carón que carreta de las que se usan. 

A lo cual, mansamente, deteniendo el Diablo la carreta, respondió:

—Señor, nosotros somos recitantes de la compañía de Angulo el Malo. Hemos hecho en un lugar que está detrás de aquella loma, esta mañana, que es la octava del Corpus, el auto de Las Cortes de la Muerte, y hémosle de hacer esta tarde en aquel lugar que desde aquí se parece; y por estar tan cerca y excusar el trabajo de desnudarnos y volvernos a vestir, nos vamos vestidos con los mismos vestidos que representamos. Aquel mancebo va de Muerte; el otro, de Ángel; aquella mujer, que es la del autor, va de Reina; el otro, de Soldado; aquel, de Emperador, y yo, de Demonio, y soy una de las principales figuras del auto, porque hago en esta compañía los primeros papeles. Si otra cosa vuestra merced desea saber de nosotros, pregúntemelo, que yo le sabré responder con toda puntualidad, que, como soy demonio, todo se me alcanza…”
Estando en estas pláticas, quiso la suerte que llegase uno de la compañía que venía vestido de bojiganga, con muchos cascabeles, y en la punta de un palo traía tres vejigas de vaca hinchadas; el cual moharracho, llegándose a don Quijote, comenzó a esgrimir el palo y a sacudir el suelo con las vejigas y a dar grandes saltos, sonando los cascabeles; cuya mala visión así alborotó a Rocinante, que sin ser poderoso a detenerle don Quijote, tomando el freno entre los dientes dio a correr por el campo con más ligereza que jamás prometieron los huesos de su notomía…”
El personaje de bojiganga se parece tanto a nuestro Cascamorras que es muy posible que Cervantes, del que hay constancia estuvo en Guadix y desde aquí fue a Baza, el 9 de septiembre de 1594, como recaudador de impuestos de la Real Hacienda, justo cuando Cascamorras volvía de Baza a Guadix, se topara con la comitiva y se inspirase en este personaje cuando escribió la escena.
Carlos Asenjo Sedano, cita en su artículo “Notas para una biografía de Mira de Amescua” que para el año 1594 se contratan autos y comedias para representar con Andrés Angulo, director de una compañía, combinando los Autos con los Entremeses, de los que hay constancia en el Archivo de Protocolos Notariales de Guadix, firmados ante el escribano Luis Bernardo de San Martín. Teniendo en cuenta que la primera parte de Él Quijote se publicó en 1605, tuvo que ser durante la última década del siglo XVI cuando se estuviera escribiendo.
Anthony J. Close, en su libro Cervantes, recoge información sobre Andrés Angulo y dice que este “dirigió una compañía propia en 1593 y 1594; pero en 1595 apenas levantó cabeza, pues trabajaba, con su mujer Antonia de la Paz, a las órdenes de Nicolás de los Ríos”. Así mismo, nos cuenta que el cordobés Andrés de Angulo, el mismo mal autor de comedias inmortalizado en el Quijote, representó en Guadix en 1594 un auto que se llamaba La venta del hombre, en la Iglesia Mayor (Catedral). La compañía de Andrés de Angulo estaba formada por nueve miembros: siete hombres y dos mujeres y el día de la octava, por la tarde, representaron la comedia titulada Santa Teodora. Según notas a pie de página, lo que Andrés Angulo exige a los comisarios de las fiestas del Corpus accitanos era nada menos que 700 reales, cuatro fanegas de trigo y dos carneros vivos para que comieran los días que estuvieran aquí. La comedia Santa Teodora, está atribuida por unos autores a Lope de Vega y por otros a Andrés de Claramonte.
Lo que sí parece claro es que este tipo de figuras: cascamorras, botargas, moharrachos, bojigangas, hombres de musgo, etc. han estado ligados a la celebración de la fiesta del Corpus Christi en distintos puntos de nuestra geografía..

El mismo traje de Cascamorras, está adornado con símbolos asociados desde tiempos ancestrales a esta fiesta al Santísimo Sacramento: el sol y la luna. Antoinette Molinié Fioravanti, en su obra Celebrando el cuerpo de Dios, así lo explica:
“Es notable que la primerísima idea del Corpus Christi, la idea original y matriz del rito, haya sido una figura astral, hacia 1220, en sus sueños místicos sobre la eucaristía, Juliana de Cornillón veía, según escribe su biógrafo poco tiempo luego de su muerte, <<la luna llena carcomida por la mordedura de un negro creciente, amputada de una fracción bastante grande de su cuerpo esférico>>. En la interpretación de la visión que terminará por dar y que conducirá, cinco o seis años más tarde al Corpus Christi, la luna figura la Iglesia, es decir, una de las tres encarnaciones del cuerpo de Cristo… Antaño, en ocasiones de eclipse de sol, los curas solían exponer al Santísimo en sus iglesias, lanzando así, en lo que era concebido como una batalla cósmica contra las fuerzas de la sombra y de la muerte, la fuerza del pan de la vida eterna y el poder de fuego de la custodia.”

Desde tiempos remotos, el mal y el bien, el yang y el yin, la luna y el sol, el todo y la nada, la vida y la muerte, la recompensa y el castigo, se han enfrentado en un eterno combate, la eterna dualidad entre los opuestos.

¿Encarna Cascamorras esa polaridad?