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sábado, 23 de mayo de 2015

El origen francés del apellido Barquier de Guadix, por CARMEN HERNÁNDEZ MONTALBÁN.

Iglesia de San Luis de Granada, Aljama de la Pureza

Los archivos diocesanos y concrétamente el Archivo Diocesano de Guadix, es una fuente inmensa de información para el conocimiento de nuestro pasado. En el campo de la genealogía son fundamentales, pues aparte de los archivos de los registros civiles, creados alrededor de 1870 (por tanto demasiado modernos), el catastro del Marqués de la Ensenada (1752) o los libros de apeos y repartos de suertes que se hallan en los distintos archivos históricos provinciales, sería muy difícil conocer los flujos y características de una población de no existir estos archivos.
Los libros parroquiales en que se registran los bautismos, matrimonios, confirmaciones y entierros, así como los expedientes matrimoniales en papel de toda la Diócesis de Guadix que comprende las comarcas de Guadix, Baza y Huescar, además de algunos pueblos limítrofes de la provincia de Almería que durante un tiempo también pertenecieron a nuestra Diócesis, y que guardan información desde principios del S. XVI hasta la actualidad, son fuentes documentales de las que se puede inferir gran cantidad de datos.
Mi incursión en el Archivo Diocesano como archivera y también como investigadora me resulta apasionante. En mi árbol genealógico hay un apellido que siempre despertó mi curiosidad: el apellido Barquier que perteneció a mi bisabuela materna, Doña Ramona Ruiz Barquier. La familia Barquier de Guadix, popularmente conocidos como los “Levitas” aquí, descienden todos de un mismo tronco común y su origen, como bien me dictaba la intuición, es francés. El primer Barquier que aterrizó en Guadix, lo hizo desde Granada, como bien lo dice la partida de bautismo más antigua que he encontrado de este apellido en nuestro archivo, contenido en el expediente matrimonial de Antonio Manuel Barquier Suárez:
“En la Ciudad de Granada, en cuatro días del mes de julio de mil setecientos setenta y nueve años, yo, don Esteban Valverde, teniente de cura de esta Iglesia Parroquial de San Justo y Pastor, bauticé solemnemente en ella a Antonio Manuel que nació el tres de dicho mes y año, hijo legítimo de legítimo matrimonio de Giraldo Barquier, bautizado en la Iglesia de San Gil, y de Francisca Suarez, quien lo está en la de Santa María Magdalena de esta ciudad. Fueron sus compadres Miguel Márquez y María Fernández, testigos, Gaspar de la Fuente y Juan de Robles…”
Después, telefoneé a mi compañera de profesión, Inmaculada Bertos Maldonado, archivera en el Archivo Histórico Diocesano de Granada para pedir que buscara la partida de Giraldo Barquier, el padre del niño de la partida anterior, sin una fecha concreta, en un rango de años aproximados en que yo creía que podía haber nacido y en la parroquia de San Gil y Santa Ana, esa iglesia tan bonita que está junto al río Darro, a los pies de la colina de la Alhambra. Inmaculada, que me atendió muy amablemente, fue muy eficiente y encontró la partida, inmediatamente me envió una copia literal de la misma que dice así:
“En la ciudad de Granada, en ocho días del mes de Agosto de mil setecientos cincuenta y dos años. Yo Don Salvador Malagón, Cura de esta Iglesia parroquial de Señor San Gil, bauticé en ella solemnemente a Giraldo Ciríaco, que nació hoy día de la fecha. Hijo legítimo de legítimo Matrimonio de Giraldo Barquier, natural del lugar de Bi, Obispado de San Flor, del reino de Francia y de Ana de Flores, natural de la villa de Montefrío, su mujer. Fueron sus compadres, Ramón de Capel y Doña María de Carvajal y testigos. D. Luís de Carvajal, Manuel Montenegro y Simón Baras, vecinos así mismo de esta Ciudad. Y lo firmé. Don Salvador Malagón.”
Así se confirmaron mis sospechas. Pero mi curiosidad no quedó satisfecha y comencé una búsqueda de documentación en la red que pudiera arrojar alguna luz sobre el origen de los franceses en Granada. Saint Flour es un municipio francés de 6.625 habitantes que pertenece al departamento de Cantal y la región de Auvernia (Centro sur de Francia), de esta zona, según he podido saber por un artículo de Emilio Benedicto Gimeno “Mercaderes y artesanos franceses en el sur de Aragón. La emigración en Calamocha, 1530-1791”, vinieron muchos franceses, atraídos por la inflación que sufrieron los precios y salarios en el siglo XVI tras la llegada de los metales preciosos americanos, por lo que resultaba de rentable trabajar en nuestro país, ahorrando un pequeño capital que luego gastarán en sus localidades natales. Desde Aragón, se fueron extendiendo después a otros lugares de nuestro país. Gran cantidad de tejedores, mercaderes, panaderos y sobre todo caldereros vinieron a asentarse en España, y el 96% procedían del departamento francés de Cantal. Pero el artículo que me ha aportado más información es el del profesor Luis López-Guadalupe Muñoz, director del Departamento de Historia Moderna y de América de la Universidad de Granada, su artículo “La hermandad de los franceses de Granada en el siglo XVIII". La Hermandad de San Luis Rey de Francia de Granada que estaba formada por una comunidad miembros de gremios distintos, cuyo origen era francés, estaba en el barrio del Albaicín, en la Iglesia de San Luis, consagrada al santo rey de Francia, posteriormente se bajaron al convento y religiosos de señor San Antón. El cambio se hizo, según el autor, porque una parroquia en la ciudad alta, no era el lugar más cómodo para una cofradía como aquella por sus ocupaciones artesanales y comerciales. Siendo la feligresía de La Magdalena de Granada, frontera con el Convento de San Antón, la que absorbería la cofradía. Doña Francisca Suárez, esposa de Giraldo Barquier, era de la parroquia de La Magdalena de Granada.
Se trataba de una agrupación social, tanto o más que religiosa, en la que se celebraba la ceremonia de presentación y aprobación de las cuentas de cada ejercicio. Dirigía la Hermandad el hermano mayor y el mayordomo, un escribano, un fiscal, un padre de ánimas, un vendedor de bienes y cuatro diputados. Estos cargos se renovaban cada año, en Cabildo celebrado al domingo siguiente de la festividad de San Luis. No bastaba con ser francés de nacimiento para ingresar en la hermandad. Nunca eran admitidos los “hombres de mala vida que andaran por tabernas y bodegones, casas de juego, matantes y acuchilladores, amancebados o frecuentadores de rameras…”. Los beneficios recibidos por los hermanos de la cofradía: la atención en caso de enfermedad, con visita y vela, si era necesaria del enfermo. El incumplimiento de este precepto llevaba aparejada la pena de “una libra de cera y dos reales para una misa de salud o de alma por el tal enfermo”, tenían derecho a que los demás hermanos asistieran a su entierro, a una misa en altar privilegiado de ánimas, a la misa de cuerpo presente, a oraciones por su alma y a diecisiete misas rezadas. Estos mismos servicios se prestaban a las esposas e hijos de los cofrades.
El nombre de pila de nuestro Giraldo Barquier fue castellanizado, he sabido más tarde que su nombre era Geraud Vaquier, de la comuna de Vic Sur Cere (departamento de Cantal). Queda esclarecido por tanto el origen de este apellido, que también es uno de los míos.